Hoy encontramos en la prensa un artículo de la Ministra de Sanidad, Leyre Pajín , que podéis verlo Aquí, con motivo de los 25 años de la aprobación de la Ley General de Sanidad. En el mismo se pone de manifiesto un aspecto importante de la cuestión que ultimamente se suscita en los medios de comunicación respecto a la Sanidad, su elevado coste y los riesgos de supervivencia del modelo sanitario español, así como la forma de afrontar el problema. Primero hemos de estar todos de acuerdo en que hay que mantener y defender el modelo. Segundo, si el coste es alto, las soluciones han de salir del dialogo entre todos los agentes implicados, es decir los ciudadanos; yo sigo desconfiando de que sean los "expertos", quienes nos digan como hacerlo, así como de los responsables políticos que primero aseguran que lo van a conservar, pero lo primero que hacen cuando acceden al poder es recortar prestaciones y cargar sobre el paciente los costes en mayor o menor medida. Esta es la mejor manera de cargarse el modelo.
Por todo ello creo que es importante que los ciudadanos, los usuarios del sistema tomemos conciencia del problema, y le expongamos claramente cuales son los aspectos que se pueden tocar y cuales no.
Hoy he visto poca difusión en los medios del aniversario de la Ley, y ello no es bueno. Está también la noticia sobre la malaria,verlo Aquí también. Aunque en principio no se le vea relación con el modelo sanitario nuestro, si la tiene, por lo que supone de apostar por las alternativas preventivas, que en el fondo son mas baratas y afectan más en profundidad a los niveles de salud de la población. Hay otros campos de la sanidad en los que también se pueden potenciar los aspectos preventivos y de promoción de la salud. Hay muchos campos sobre los que actuar antes que hacer recaer sobre el paciente el sobre coste de una gestión a veces poco clara y despilfarradora.
En estos momentos de crisis económica se cuestiona la viabilidad de un Sistema Sanitario Público de libre acceso en condiciones de igualdad. No es facil mantener el diálogo entre profesionales de la salud y usuarios. Por ello nos gustaría que este blog fuera un rincón en el que todos pudieramos expresar nuestras opiniones y poderselas ofrecer a los responsables del sistema.
lunes, 25 de abril de 2011
viernes, 15 de abril de 2011
Lo que se avecina
He dudado mucho la publicación de este blog, pero como la realidad se impone la sanidad pública no para de ser noticia, porque siempre hay quienes pretenden acabar con ella, aunque la defiendan con la boca chica, o transformarla de forma unilateral. Ya vemos lo que está pasando en Cataluña, aquí transcribo la editorial de "El País". Igualmente en otros medios de comunicación también hay noticias sobre el particular, véase el Mundo Aquí http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/04/14/noticias/1302770795.html
Es decir, vivimos un momento en el que los tres pilares del Estado de Bienestar están siendo fuertemente cuestionados por las tendencias neoliberales, y lo que está pasando en Cataluña pone de manifiesto que las primeras iniciativas conservadoras para afrontar la crisis económica se dirigen directamente contra esos pilares, sobre todo la sanidad y la educación, ya que son las que se llevan el mayor porcentaje de los gastos públicos.
Pero a mí se me plantean algunos interrogantes, por qué toman la iniciativa en recortes indiscriminados, que afectan directamente a la calidad asistencial, ¿ han hecho todo lo posible contra el despilfarro, corrupción, desorganización, etc.?. ¿Están tan seguros de lo que hay que hacer que no necesitan consultarlo con nadie?. Si está claro que el copago es profundamente injusto y no soluciona el problema, habría que debatir con los ciudadanos, si no queda mas remedio, si se recortan prestaciones, o se suben impuestos; la solución debería ser fruto del debate y el consenso, pero no solo entre "expertos" que ya me los conozco, si no entre todos.
En fin con esta iniciativa solo pretendo divulgar entre las personas conocidas mi preocupación por el tema, si lo consideráis oportuno ofrecerme vuestro punto de vista, y si de alguna manera podemos trasmitir al conjunto de la ciudadanía la importancia de mantener las estructuras sociales que garanticen nuestro Estado del Bienestar.
Al cumplirse cien días del nuevo gobierno nacionalista de la Generalitat encabezado por Artur Mas, este se enfrenta a una auténtica rebelión de los profesionales sanitarios contra los recortes en el sistema de salud pública. Y a su primera crisis social.
El fenómeno desborda el ámbito catalán. En sus grandes trazos se trata de un problema general, o en todo caso de su adelanto. No en vano todo el sistema sanitario español, y los de otros países, exhibe enormes dificultades para asegurar su sostenibilidad. Por su creciente déficit (entre 11.000 y 15.000 millones de euros en España); una elevada presión de la demanda debido al envejecimiento y la alta propensión del gasto sanitario a multiplicarse.
Si se pretende evitar que la economía naufrague ante las exigencias de los mercados financieros -no siempre artificiales: los acreedores suelen mandar sobre los deudores-, hay que replantearse cómo se financia su sistema sanitario. La reforma económica de la sanidad es imprescindible y urgente, y es tan lógico que Mas la haya puesto en la agenda como que las otras autonomías, ahora en campaña electoral, prefieran aplazar el debate.
El servicio público de salud es, junto a la enseñanza, el núcleo duro del Estado de bienestar. Supone la parte del león del gasto social y absorbe una porción abrumadora de los presupuestos de las comunidades autónomas, que son las que administran esos gastos en su casi totalidad. Por eso no basta con detectar el problema. Hay que resolverlo con sensatez, y con un consenso básico de todos los implicados, exactamente lo contrario de lo que está sucediendo en Cataluña.
La reacción del Gobierno catalán al colapso circulatorio barcelonés del martes y a la manifestación de ayer ha sido desafortunada. Cuando los gerentes hospitalarios, muchos de ellos en la órbita de CiU, o el presidente del Colegio de Médicos, Miquel Vilardell, uno de los dos rutilantes asesores personales externos del nuevo presidente, e incluso el PP, se plantan ante la deriva caótica y peligrosa de los recortes, descalificar la protesta imputándola al mezquino interés electoralista de las izquierdas resulta oportunista y extemporáneo.
Lo peor del plan de recortes de Mas es que no hay un plan. Cada día se prodigan nuevos e improvisados anuncios de recortes o de proclamas retóricas de que hay que trabajar más. Decisiones sensatas como la postergación de alguna inversión hospitalaria o la no cobertura de la mitad de las vacantes se mezclan con otras sorprendentes, como el cierre de quirófanos, la eliminación de medicamentos esenciales o la cancelación de la garantía de ser operado en el plazo de seis meses.
Que la sostenibilidad del gasto sanitario requiere ajustes duros es indiscutible. El problema está en la opción tomada: ¿solo recortes? Hay modos alternativos o complementarios de reequilibrar las cuentas: subir algún impuesto (en vez de eliminar el de sucesiones) o aumentar el copago para determinadas prestaciones. Pero hacer estas cosas requiere valentía y liderazgo.
Es decir, vivimos un momento en el que los tres pilares del Estado de Bienestar están siendo fuertemente cuestionados por las tendencias neoliberales, y lo que está pasando en Cataluña pone de manifiesto que las primeras iniciativas conservadoras para afrontar la crisis económica se dirigen directamente contra esos pilares, sobre todo la sanidad y la educación, ya que son las que se llevan el mayor porcentaje de los gastos públicos.
Pero a mí se me plantean algunos interrogantes, por qué toman la iniciativa en recortes indiscriminados, que afectan directamente a la calidad asistencial, ¿ han hecho todo lo posible contra el despilfarro, corrupción, desorganización, etc.?. ¿Están tan seguros de lo que hay que hacer que no necesitan consultarlo con nadie?. Si está claro que el copago es profundamente injusto y no soluciona el problema, habría que debatir con los ciudadanos, si no queda mas remedio, si se recortan prestaciones, o se suben impuestos; la solución debería ser fruto del debate y el consenso, pero no solo entre "expertos" que ya me los conozco, si no entre todos.
En fin con esta iniciativa solo pretendo divulgar entre las personas conocidas mi preocupación por el tema, si lo consideráis oportuno ofrecerme vuestro punto de vista, y si de alguna manera podemos trasmitir al conjunto de la ciudadanía la importancia de mantener las estructuras sociales que garanticen nuestro Estado del Bienestar.
EDITORIAL
Rebelión sanitaria
Lo peor del plan de recortes hospitalarios de la Generalitat catalana es que no hay un plan
15/04/2011
La noticia en otros webs
Si se pretende evitar que la economía naufrague ante las exigencias de los mercados financieros -no siempre artificiales: los acreedores suelen mandar sobre los deudores-, hay que replantearse cómo se financia su sistema sanitario. La reforma económica de la sanidad es imprescindible y urgente, y es tan lógico que Mas la haya puesto en la agenda como que las otras autonomías, ahora en campaña electoral, prefieran aplazar el debate.
El servicio público de salud es, junto a la enseñanza, el núcleo duro del Estado de bienestar. Supone la parte del león del gasto social y absorbe una porción abrumadora de los presupuestos de las comunidades autónomas, que son las que administran esos gastos en su casi totalidad. Por eso no basta con detectar el problema. Hay que resolverlo con sensatez, y con un consenso básico de todos los implicados, exactamente lo contrario de lo que está sucediendo en Cataluña.
La reacción del Gobierno catalán al colapso circulatorio barcelonés del martes y a la manifestación de ayer ha sido desafortunada. Cuando los gerentes hospitalarios, muchos de ellos en la órbita de CiU, o el presidente del Colegio de Médicos, Miquel Vilardell, uno de los dos rutilantes asesores personales externos del nuevo presidente, e incluso el PP, se plantan ante la deriva caótica y peligrosa de los recortes, descalificar la protesta imputándola al mezquino interés electoralista de las izquierdas resulta oportunista y extemporáneo.
Lo peor del plan de recortes de Mas es que no hay un plan. Cada día se prodigan nuevos e improvisados anuncios de recortes o de proclamas retóricas de que hay que trabajar más. Decisiones sensatas como la postergación de alguna inversión hospitalaria o la no cobertura de la mitad de las vacantes se mezclan con otras sorprendentes, como el cierre de quirófanos, la eliminación de medicamentos esenciales o la cancelación de la garantía de ser operado en el plazo de seis meses.
Que la sostenibilidad del gasto sanitario requiere ajustes duros es indiscutible. El problema está en la opción tomada: ¿solo recortes? Hay modos alternativos o complementarios de reequilibrar las cuentas: subir algún impuesto (en vez de eliminar el de sucesiones) o aumentar el copago para determinadas prestaciones. Pero hacer estas cosas requiere valentía y liderazgo.
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